Vista desde
el espacio es el agua la característica más sobresaliente, que
define nuestra morada planetaria, proporcionando ese matiz azul,
reconocible instantáneamente. Como el autor, Kirkpatrick Sale,
describe: "el enorme contínuo de eterna pero siempre
cambiante agua" hace que la Tierra tenga "una vista única
en todo el universo conocido". Y sugiere que en realidad eso
"que denominamos planeta Tierra, debería llamarse con más
propiedad planeta Agua, pues es el azul y blanco lo que define
este globo y el marrón y verde, sin quitarle su significado para
nosotros, son, desde la perspectiva celeste, colores secundarios,
interrupciones en el panorama azul del cielo".
El agua hace que la vida, tal como
la conocemos, sea posible en nuestra morada planetaria; los seres
humanos, los animales, las plantas, y el ecosistema en su
totalidad, todo depende de ella. Como dice Michael Parfi en el National
Geographic, vivimos "por la gracia del agua".
En esta publicación del Boletín
se resaltan los aspectos de la relación entre el reino humano y
el elemento agua. Se destaca el cambio profundo y penetrante que
comienza a tener lugar en esta relación y se subrayan muchas
iniciativas que se refieren a la energía de la buena voluntad
para resolver la crisis planetaria del agua.
Hoy en día, y a través de todas
las edades, las imágenes del agua han sustentado los mundos
internos del corazón y la mente, siendo el eje de sueños
colectivos sobre la vida, las tradiciones religiosas, del arte y
la literatura. Nuestros antepasados, al igual que nosotros, han
buscado y hallando recreo, inspiración y un sentido de paz
interna en presencia de los ríos, lagos y océanos. Sin embargo,
particularmente en este siglo, hemos organizado los asuntos
humanos como si se se tratara de un recurso libre e ilimitado,
para el único uso
del género humano. Con mente unidireccional hemos intentado
domesticar, dominar y controlar sus cíclos y flujos rítmicos.
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Ahora
tenemos en cuenta el costo. Nos va faltando el agua potable y
destruimos los ecosistemas de los océanos, los deltas de los ríos
y las tierras húmedas. Varios países ya se enfrentan con serias
escaseces de agua y más aún en el futuro próximo. Las
comunidades más pobres aún carecen de agua adecuada para el
cultivo de alimentos, necesarios para una cada vez creciente
población. ¿Cómo cubriremos las futuras necesidades de agua de
toda la tierra?
Es, en cierto modo, en respuesta a
esta crisis que está surgiendo un nuevo enfoque. Se empieza a
reconocer que la actividad humana debe adaptarse a las existencias
de agua disponible. Con cuidado y respeto por sus intrínsecas
propiedades y con una correcta planificación a nivel local,
nacional y global, el agua disponible puede mantener un adecuado
estilo de vida para toda la población del planeta, así como
también saludables y naturales ecosistemas. Vivimos por la gracia
del agua. Ahora nos enfrentamos con el reto de dar al agua su
pleno cometido en nuestros planes para el futuro.
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