Tiempo
para el Nuevo Pensar
"El
corazón de la humanidad está ahora entrando a la vida",
escribe Alice Bailey. Qué mejor evidencia para apoyar esta
afirmación que la destreza, los esfuerzos dedicados a satisfacer
la necesidad humana y mundial por los grupos, grandes o pequeños
del mundo.
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¿Cómo,
entonces, podemos ser más amorosos? ¿Por dónde empezamos? Hemos
de empezar por donde estamos, en el lugar que nos encontramos, en
nuestras relaciones en el hogar, la comunidad y el lugar de
trabajo. Pero, precisamente porque el amor es omnipenetrante, es
especialmente útil para enforcar en su expresión como buena
voluntad, pues la buena voluntad es práctica y su efecto es a
menudo inmediato e identificable. Se puede cultivar la buena
voluntad en el diario vivir, dondequiera que uno se encuentre, y
en cualesquiera de las circunstancias. Un individuo, de
pensamiento hábil y actuando con buena voluntad, puede
transformar su medio ambiente. Un grupo sirviendo,
conscientemente, a una causa digna con enfocada buena voluntad
tiene un impacto mucho mayor que el que su tamaño o sus acciones
externas puedan sugerir.
Los artículos en esta edición por
Richard Barret del Banco Mundial, Gerri Huizer de la Universidad
de Nijmegen, y el autor Peter Russell, ofrecen diferentes
perspectivas sobre la necesidad de un enfoque a la vida más
espiritual, inclusivo. Las desiguladades e injusticias en el mundo
demustran la insuficiencia del paradigma materialista que las ha
hecho surgir. El nuestro es un tiempo para una nueva forma de
pensar. La "nota de clarín de la alegría mediante la
actividad de la buena voluntad" puede inspirar la visión de
mejores posibilidades, que son apropiadas para el futuro de
neustro mundo como unidad y para la familia humana como totalidad.
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En
esta edición del Boletín resaltamos extractos de tres
charlas recientes patrocinadas por la Buena Voluntad de
Londres, Nueva York y Ginebra. Durante años los diversos
oradores, en los acontecimientos de Buena Voluntad
Mundial, han dado una comprensión inspiradora en el corazón
de la humanidad al haber compartido sus visiones y
descrito sus programas de servicio.
Algunas veces estos
oradores exponen una nueva iniciativa. Otras se refieren a
servidores mundiales ya establecidos que realizan una
contribución significativa en su particular campo de
servicio. Sin embargo, en cada caso el trabajo sobre el
que se habla tiene su comienzo en la acción individual.
Un impulso interno del corazón, en respuesta a una
necesidad real, se ha registrado y actuado y, como
resultado de ello, ha afluido energía constructiva.
Donde tales esfuerzos
realmente marcan una diferencia es que el poder
transformador de la buena voluntad está en acción. La
buena voluntad es una expresión del, a menudo, mal
comprendido poder del amor. A la palabra "amor"
le damos muchos y diferentes significados. En su más
elevada acepción denota la cualidad más completa y
perfecta: ¿acaso no decimos que Dios es amor? Sin
embargo, también la usamos para describir fugaces y a
veces triviales emociones. Incluso se la usa en relación
al más egoísta de los deseos como en "el amor al
dinero es la raíz de todo mal".
El amor verdadero no es fácil
de comprender o de practicar, no obstante, el primer
mandamiento es el de que hemos de amarnos los unos a los
otros. Los más sabios a través de las edades han tenido
bien claro que el amor es fundamental, que es la fuerza
salvadora para el género humano y el planeta.
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