La Nueva Globalización


Gerrit Huizer

Gerrit Huizer es el profesor de Estudios del Desarrollo y director del Centro del Tercer Mundo de la universidad de Nijmegen, Países Bajos. Desde los años 50 ha realizado diversas funciones para las agencias de las NU en muhcas partes del mundo. Ha publicado numerosos artículos y ha actuado como asesor para muchas ONG'S del tercer mundo. También ha iniciado y dirigido varios programas de investigación. Entre éstos se incluyen proyectos sobre el papel de la sanación tradicional y otras prácticas religiosas, y sobre el papel del campesinado y organizaciones de mujeres en diferentes sociedades. El siguiente texto corresponde a una charla dada en Noviembre de 1996, para el Forum de Buena Voluntad Mundial, en Ginebra.

El sentido de inmortalidad, la seguridad de un futuro eterno, la innata creencia en Dios, la revelación de la luz, el logro de una sabiduría que ayuda y auxilia, no son prerrogativas de los Sénecas, de los Pablo, de los Akbar de la raza. Todo eso se encuentra (y a veces en su forma más pura) en el campesino más humilde. Brotan palabras de sabio consejo de labios de los analfabetos, y descubrimos el conocimiento de Dios y la creencia en la inmortalidad del alma, latentes en los corazones de quienes menos se espera, y a menudo de los más pecadores. Pero cuando los más altamente evolucionados y los más inteligentes de la raza descubren en sí mismos la divina Llama y despiertan el poder del Supremo Controlador, situado en el corazón de su ser, son propensos a considerarse de más categoría que otras personas y estiman que no merecen ser llamados Hijos de Dios quienes son tan diferentes a ellos, porque no tienen su misma capacitación mental de las diferenciaciones del desarrollo evolutivo. Consideran que no poseen alma quienes trabajan con energía mental y, por consiguiente, no serán eternos como individuos. Ésto sólo es espejismo de la mente, parte de la Gran Herejía de la Separatividad, y apenas indica el perídod venidero donde la mente predominará y desviará como lo hace el cuerpo sensorio en la actualidad.

Alice A. Bailey, Tratado Sobre Magia Blanca

En Tratado Sobre Magia Blanca se señala que el consejo inteligente y el conocimiento de Dios puede venir de la gente corriente... Sin embargo, pareciera que el escucharla está siendo obstruído sistemáticamente o resulta imposible para nosotros mediante los medios de comunicación occidentales y la ciencia. Por ello apenas podemos alcanzar a conocer a las formas más holísitcas de vivir y pensar, que sobreviven por todo el mundo. Fui capaz de comprender ésto durante casi 20 años, desde 1955 en adelante fui funcionario del desarrollo de NU en los así llamados países del Tercer Mundo. Durante aquellos años, me dí cuenta de que la globalización de la economía mundial y el papel de la "mano invisible" del "libre mercado" ha operado, en gran medida, en detrimento de las poblaciones locales y que éstas son sabedoras de ello...

De hecho, según mi experiencia, los mejores valores humanos parece que a menudo están más vitalmente presentes en el campesinado medio indígena de lationamérica, junto con las comunidades negras de los pueblos en Sudáfrica y en la población rural de la India y China, que en los occidentales, relativamente prósperos en sus sociedades consumistas...

Lo que llamamos "cooperación del desarrollo", generalmente, tiene lugar en áreas donde las primeras formas de penetración de los conquistadores, administradores coloniales y misioneros han causado ya un impacto decisivo. Este impacto no fue siempre valorado como positivo o benéfico por la gente local. En realidad, existe una larga historia de pillaje en muchas áreas, que luego son la principal preocupación de los funcionarios del desarrollo. Por ello, es comprensible que la gente local sea desconfiada respecto de las intenciones de los que ahora vienen a ayudarles a desarrollarse o investigar estilos de vida.

Precisamente a causa de la desconfianza de la gente y la pasiva resistencia, han sido llamados acrecentadamente por los científicos sociales de "aplicación" para ayudar a evaluar e incluso los monitores en proyectos técnicos de desarrollo, particularmente cuando estos proyectos no obtuvieron el suficiente éxito en "transferir" la tecnología o en la "extensión" del conocimiento agrícola moderno a la gente local, a quienes a menudo, se les consideró muy apáticos y apegados a sus formas tradicionales.

Compañerismo y Solidaridad

Según mi experiencia, casi en todas partes, los campesinos pobres aparecen como muy lejos de ser menos simples, débiles y subdesarrollados que los occidentales en su disponibilidad para ayudar a pensar. El que esa gente humilde se sienta arraigada en una totalidad, lo comprendí en 1955 como voluntario del desarrollo, patrocinado por la UNESCO, en un pequeño pueblo en el Salvador. Lo comprendí muy claramente en momentos críticos, tales como el funeral de mi vecino de tres años, un niño que murió de una enfermedad relacionada con la mala nutrición. Resultó triste y, al mismo tiempo, festivo: una "transición" a esferas más elevadas. Su funeral era parte de la vida diaria de ellos, pero también parte de un tipo de vida eterna que va más allá de los sucesos individuales. La aceptación de la muerte pertenecía a la sobrevivencia de la gente y de la sociedad. Me di cuenta que en el pueblo, la antigua cultura holísitica Maya, sólo había desaperecido aparentemente. A pesar de los siglos de influencia de los terratenientes blancos y los plantadores de café y sacerdotes católicos, allí existía una clase de espiritualidad cósmicamente arraigada, compañerismo y solidaridad. Los aldeanos sentían también un fuerte vínculo con la Madre Tierra, la tierra, incluso aunque la habían perdido, pasando a manos de los terratenientes. Esta solidaridad y espiritualidad les dió fuerza para vivir y sobrevivir y, a pesar de todo, tener esperanza en un futuro mejor. Su paciencia e incluso afabilidad hacia sus opresores me dieron la impresión de que, precisamente dentro de su pobreza material, tenían una clase de civilización interna de la cual yo pude aprender. Indirectamente me mostraron un reflejo de la barbaridad de la "civilización" occidental que había devastado la suya y que había usado, más bien mal usado, su "Madre Tierra" para producir café y azúcar en gran escala para el mercado mundial, mientras que sus hijos estaban alimentados insuficientemente. Por todo ello desconfiaban en gran manera de la intervención exterior.

Esta desconfianza se puso de manifiesto cuando nuestra agencia intentó introducir un proyecto necesarísmo de agua potable, que fracasó debido a la no participación de los campesinos en el proyecto: no aparecieron para trabajar con nosotros. Descubrí la razón de la aparente apatía de los campesinos después de haber vivido en su pueblo durante algún tiempo, sin saber realmente qué hacer, sino simplemente compartiendo su vida sin hacer demasiadas preguntas. Los campesinos poco a poco me enseñaron cómo los proyectos, especialmente aquéllos en los que la gente contribuía con trabajo voluntario, generalmente beneficiaban a los más acomodados, particularmente a los terratenientes, más que a ellos mismos.

La "apatía" campesina y la no participación en "proyectos de desarrollo", iniciados "desde arriba" en éste y en muchos otros casos, estaba justificada como una estrategia racional y conscientemente adopatada para no dejarse explotar más de lo que ya habían sido explotados. También comprendí que bajo condiciones más alentadoras, su "apatía" podía transformarse fácilmente en apoyo entusiasta y esfuerzo considerable. En el conjunto de los campesinos, y particularmente las mujeres, tomaban su posición mucho menos sentada que los forasteros creíamos (por ejemplo los funcionarios en Desarrollo como yo mismo inicialmente). Por otra parte los campesinos, como también las élites locales, parecían tener una buena cantidad de conocimiento del hecho de que el "desarrollo" (la producción de café, azúcar, bananas, etc., para el mercado mundial) tenía que ver con la creación de las llamativas desigualdades al quitarles sus tierras y que ello conducía a la gradual erosión del suelo. Por otro lado, los de "arriba" eran completamente conscientes de la potencial rebelión del campesinado y sentían la necesidad de mantener una fuerte fuerza militar policial para mantener a la gente "en su sitio". A veces, efectivamente, los campesinos llegaban a la residencia abierta.

Personas con Carisma

Durante varias de estas experiencias en pueblos de Latinoamérica, Sicilia y Noráfrica, a menudo me llamaba la atención que hubieran ciertas personas, hombres y mujeres, con una capacidad especial para expresar claramente lo que sus iguales estaban sintiendo sobre las situaciones de explotación. Aprendí a reconocer a esta gente como personas con carisma, una especie de fortaleza espiritual y de radiación. ¿Eran ellos también servidores mundiales, sin saberlo de manera explícita? Cuando las situaciones críticas se agudizaban y la confrontación con los poderosos no podía ser evitada por más tiempo, aquéllos con carisma eran los motivadores cruciales de sus iguales para actuar contra el poder físico y psicológico de los terratenientes y granjeros ricos, ejercido sobre "sus" campesinos.

La lección más importante que aprendí, gradualmente en el curso de muchos años en los pueblos donde trabajé, fue que el "desarrollo" no es tanto un problema técnico, sino, particularmente de la gente local, un asunto político con considerables implicaciones éticas. En la mayor parte, los poderosos (por ejemplo, terratenientes o la élite local), se beneficiaban mucho más y, a menudo, a costa de la mayoría pobre. También me dí cuenta que la mejor manera de valorar las posibilidades y efectos de los proyectos de desarrollo y su impacto en las comunidades locales, era hacerlo, en la medida de lo posible, mediante la participación activa en las actividades con la población local, "desde dentro y desde abajo".


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